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Crítica Fuerza Bruta - Teatro físico



El teatro físico se conoce como una rama del llamado teatro contemporáneo, en el cual se destaca al lenguaje físico como principal motor de la dramaturgia del espectáculo teatral, por encima del texto y la narratividad, predominantes en el teatro tradicional de occidente.  
Su origen está arraigado en la Antigüedad, donde los ritos teatrales de oriente y occidente lograban la transformación del cuerpo cotidiano, en cuerpo escénico no cotidiano. Un buen ejemplo de estas prácticas era la comedia del arte, una antigua manifestación físico-popular que mezclaba elementos del teatro literario del Renacimiento italiano con tradiciones carnavalescas como máscaras y vestuario, recursos mímicos y pequeñas habilidades acrobáticas; y que hoy en día se está volviendo a redescubrir.

El teatro físico está influenciado sobre todo por el teatro oriental y la danza contemporánea. Algunas de las ramas de gran impacto hoy en día son las siguientes:
-Butoh (Japón): Normalmente involucra movimientos lentos, expresivos e imaginativos. La temática del butō es tan amplia como difusa, y toca aspectos fundamentales de la existencia humana. Es habitual explorar la transición entre estados anímicos y, a la vez, el cambio de la forma física del cuerpo humano en las formas más variadas.
-El Mimo corporal (Étienne Decroux): Es un arte dramático del movimiento, que data desde la antigüedad griega y romana y fue revivido por Étienne Decroux. El objetivo del mimo corporal dramático es de introducir el drama dentro del cuerpo. En este medio, el mimo debe aplicar al movimiento físico esos principios que estén en el corazón del drama: pausa, vacilación, peso, resistencia y sorpresa. El mimo corporal dramático quiere representar lo invisible; emociones, tendencias, dudas, pensamientos.
-El mimo (Lecoq): La Pantomima es un término equivalente en el habla hispana a la
representación de una historia a través de la mímica, no intervienen diálogos ni palabras habladas, en su lugar intervienen expresiones, gesticulaciones y movimientos corporales que permiten al espectador comprender la narración. Nacido en París, Jacques Lecoq es uno de los más famosos referentes del teatro del gesto.
-La acrobacia: Es una actividad deportiva y también un arte escénica que implica equilibrio, agilidad y coordinación.



Fuerza bruta
Es una compañía teatral Argentina originada en 2003 como proyecto independiente de la compañía teatral De La Guarda, cuando estrenó en Buenos Aires su obra homónima. Se caracteriza por un estilo experimental, la innovación estética y el despliegue escénico en grandes dimensiones.
Fuerza Bruta es una experiencia teatral dinámica que dura 70 minutos. Definido por la revista Variety como una noche para dejar boquiabierto a cualquiera, este espectáculo busca abrumar los sentidos. Fuerza Bruta es un evento donde los mundos colisionan y la realidad queda relegada a un segundo plano, puesto que quiebra las fronteras de la lengua hablada y las convenciones teatrales. A la hora de la función, se conduce a los espectadores al escenario principal donde quedan envueltos en un espectáculo de 360 grados que presenta efectos visuales alucinantes a tan solo unos centímetros por encima de la audiencia.
El genio creativo argentino Diqui James, uno de los creadores del exitazo De La Guarda, creó las escenas originales y el montaje magnífico hecho a medida.

Wayra es el último espectáculo que presentaron y con el que están haciendo un tour mundial. La palabra que eligieron para nombrarlo es muy particular, ya que en quechua quiere decir "aire", y ya nos deja atisbar un poco aquello que define a Fuerza Bruta: esa máquina de personas, tecnología y técnicas con impronta industrial, pero al mismo tiempo con raíces hacia las formas teatrales más primitivas. 

Wayra resulta ser entonces la mezcla perfecta entre el ritual, el sentido autóctono, lo animal y la fuerza de la ciudad, el ajetreo, el apuro infinito; la delicadeza de los seres y la presión del entorno/sociedad/consumo. Wayra es una obra de cuadros autónomos, separados entre sí pero unidos en la fuerza que tienen sobre el público; donde constantemente se pasea a los espectadores entre distintos estados... De la excitación a la calma, tranquilidad, agitación y ritual, a través de un círculo infinito de movimientos, luces y sonidos.
Hay muchas maneras de abordar el espectáculo, hay asientos en platea para poder vivenciarlo desde lo visual, y existe un "campo", donde sumergirse en la experiencia por completo, ya que no existe una barrera que separe a los ejecutantes de los espectadores. Se puede bailar, mirar, moverse, entregarse o no; pero la experiencia es semejante a la de un concierto de rock: lo que importa es estar ahí, sentirte ahí, pertenecer. Se pueden sacar fotos, filmar... Pero lo mejor de la experiencia que nos regala Wayra es, simplemente, estar.

El impacto que genera este espectáculo que no es hablado, estrictamente pensado para invadir los sentidos, es inmediato. El cóctel que generan las explosiones de agua, aire y sonidos, no se quedan en el simple golpe de efecto en el espectador, si no que buscan traspasarlo, tocar hondo.
Wayra está "dividido" en distintas representaciones o actos, que van intercalándose y fusionándose, alternando sus momentos y las sensaciones que generan.

Comienza con un hombre, que en el medio del "campo", camina sobre una cinta que cada vez acelera más su velocidad, hasta lograr hacerlo correr con desesperación, momento en que se oye un disparo y el hombre se acuesta en el piso... Para volver a caminar sobre la cinta, que acelera hasta hacerlo correr de nuevo y desacelera para que se acueste en una cama. 
Aparece una gran cortina, y unas mujeres con vestidos largos comienzan una danza aérea al ritmo de una música etérea como ellas. Al finalizar la danza, la "escena" se centra nuevamente en el hombre, que "despierta" y lleva su cama a cuestas sobre la cinta, corre nuevamente, se sienta en un bar que va siendo arrastrado por la cinta, como si el tiempo lo persiguiera; y escapa... Todo oscurece.
Se escucha un nuevo canto, que cada vez acelera más su ritmo, junto con las luces que acompañan los movimientos de la música... Y dos paneles enormes, con dos personas cada uno (una de cada lado), giran al ritmo de la música, buscan romperlos, liberarse... Y todo vuelve a la oscuridad.
Vuelve el hombre con su mundo-cinta, con su correr a contrarreloj y no llegar a ningún lado; acelere y desacelere... Y aparecen unas escaleras. La luz se enfoca sólo en él y la música se detiene mientras toma una decisión... Y se tira, corriendo en el aire a través de paredes de cajas, papeles vuelan... Y vuelve a su cinta.
Todo vuelve a la oscuridad, y una luz, semejante a una linterna, nos señala hacia un escenario donde un grupo de personas bailan al ritmo de una murga/carnaval, aparecen por distintas partes del campo, se bajan de sus tarimas e interactúan con el público, con el ritmo de la música en su auge, todos bailando y saltando sin parar. Mientras tanto, vuelan mujeres por el aire, arengando a la multitud que "copada" por el ritmo y el protagonismo, baila sin control. La música se vuelve más electrónica, y todos saltan y se mueven a su ritmo, cae agua que es como un bálsamo de frescura ante tanta excitación.
La música se vuelve lenta, suave, al igual que la iluminación muy leve, una mujer cantando casi como un susurro ritual, lleno de paz... y por encima del público aparecen unas piletas con agua, en la que se mueven varias mujeres nadando y jugando, sonriendo al público, disfrutando. El público busca tocarlas, compartir ésa paz y armonía que representan las mujeres-niñas. 
Las piletas suben y, acompañadas de una música más movida, las mujeres saltan y corren, se tiran al agua, pisan, hacen temblar todo. 

El espectáculo continúa con todas estas escenas, bandas, artistas y actos, que se van entremezclando, persiguiéndose, alternando entre ritmos musicales y luces que pintan sensaciones y sentimientos. No sólo las lucen pintan los sentimientos, la música es una de las principales protagonistas también; con ritmos que pasean desde la murga y carnavalito hasta suaves murmullos rituales y música electrónica. 
Todo esto produce en el público un ambiente de festividad y excitación casi continuas, con los momentos de calma justos para recuperar el aliento y volver a formar parte del show. 
Es por esto que Wayra es como un concierto de rock, porque uno se siente parte del mismo, casi tan importante como los intérpretes. Porque sin el público siguiéndolos tan "al palo", el show no sería el mismo, y sin discusión logran una procesión de devotos encandilados.
Fuerza Bruta nos muestra que hay otras formas de conectarse, otras maneras de interactuar. Las mismas de siempre, las que existían y existen hace miles de años: el cuerpo y los sentidos, la naturaleza más profunda. Nos muestra que no sólo podemos ver una obra sino estar en ella también. Se puede participar más o menos, animarte a volar, jugar o tocar con los actores, seguir con el pie el ritmo de los tambores o aplaudir y asombrarse, pero eso ya es una manera de ser parte. Y éso es precisamente lo que sorprende, impresiona y seduce de este show.

Para aquellos que no fueron nunca a verlos, es casi una obligación. Una experiencia de los sentidos que no sólo vuela la cabeza, lo deja a uno extasiado ante tanta precisión, control y descontrol inimaginables, todo en un lugar, que al terminar se convierte en un teatrucho, y deja de ser el universo mágico al que nos invitaron por horas, días o tal vez una vida.





Fuentes:
http://fuerzabruta.com.ar/
http://es.wikipedia.org/wiki/Teatro_f%C3%ADsico

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