La historieta, cómic o tebeo es una narración gráfica, realizada mediante mediante viñetas o dibujos que puede contener texto o no, en donde cada cuadro está relacionado con el siguiente y el anterior.
Los relatos que emplea pueden ser cómico, dramático, fantástico, policíaco, de aventuras, etc; y pueden ser en formato papel o digital (e-comic, webcomic), o bien constituir una simple tira en la prensa, en una página completa, una revista o un libro.
Una historieta, entonces, serán las ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada que tendrán el propósito de transmitir información o de lograr una propuesta estética.
A lo largo de la historia se ha narrado visualmente utilizándose distintos soportes y materiales. Desde los egipcios hasta las columnas y decorados romanos y griegos, los relieves normandos y los tallados de los templos.
Pero el nacimiento y evolución de la historieta está más estrechamente relacionado con la imprenta: La historieta es por ello una narración gráfica (en cuanto a su pertenencia a la escritura o a la imprenta).
A pesar de que la fabricación de papel y la invención de la imprenta habían conseguido a comienzos del siglo XVI que el libro dejara de ser un objeto de lujo muy caro, todavía su coste era demasiado elevado como para ser asequible a la gran masa de ciudadanos.
Y además, aunque el número de gente que aprendía a leer iba en aumento, su nivel cultural no era el adecuado para que se interesasen por los largos y tediosos textos a que estaban acostumbrados los hombres cultos de su época.
Esto llevaría a la realización de ediciones populares condensadas de las obras literarias más famosas, en las que frecuentemente se resumía en una sola ilustración ligeramente comentada al pie un episodio de la obra original.
Incluso se llegó, ya en ese mismo siglo XVI, a realizar toda una historia en una hoja grande repleta de ilustraciones que luego se plegaba en cuatro y era difundida por los pueblos mediante vendedores ambulantes, junto con canciones populares, poesías y estampas religiosas.
Y como estas estampas que se daban al pueblo el sábado y al paso de las procesiones llevaban una poesía religiosa que terminaba con la expresión "aleluya", por afinidad les dieron el nombre de aleluyas a los pliegos de láminas ilustradas.
Desde el siglo XVII estas "aleluyas" empezaron también a cumplir el oficio de periodismo popular, al estar dedicadas en buena parte a narrar historias reales y sucesos que despertaban el interés de la opinión pública.
En el siglo XVIII se convirtieron en una fuente de propaganda política, siendo ya relativamente frecuente el que los personajes pronunciaran sus frases encerradas dentro de un globo que parecía surgir espontáneamente de su boca en forma muy similar a la de los comics actuales.
Junto con la industralización de la imagen que se concreta en el último tercio del siglo XIX, con la introducción de nuevos sistemas de impresión, se hace posible la prensa de masas, que servirá de soporte a los primeros comics.
Alberto Montt es chileno, pero nació en Ecuador en 1972 (y a poco de nacer, su padre lo inscribió en la embajada chilena de aquel país). Es el autor del popular blog "Dosis Diarias", que posee cada vez más adeptos en la web.
Montt estudió Artes Plásticas y Diseño Gráfico en Quito. Es miembro fundador del Colectivo Sieterayas, agrupación que promociona la ilustración para niños en Chile.
Sus primeras lecturas de infancia fueron historietas, con mucho contenido de humor gráfico argentino: “De chico viví en el campo -recuerda Montt-, y mi relación con la lectura se dió por las pocas revistas que mi padre lograba conseguir en los kioscos del pueblo. Eran, por suerte, cosas como Mafalda, libros de Fontanarrosa, el Condorito, y uno que otro personaje más lejano tipo Olafo (Olaf el vikingo), Calvin & Hobbes o Charlie Brown. Me dedicaba a copiar los dibujos llenando uno y otro cuaderno. Al poco tiempo, las imágenes se convirtieron en textos y luego esos textos en conceptos e ideas muy potentes que moldearon mi forma de relacionarme con el mundo, desde una perspectiva crítica, o quizá más bien escéptica.”
No es de extrañar entonces, que algunas de sus influencias estilísticas de humor principales vengan de su infancia: Quino, Les Luthiers, Gary Larson, Dik Browne, Jim Henson, Alf y una interminable ristra de etcéteras.
Tiempo después, ya de joven, Montt comenzó a ilustrar para revistas ecuatorianas, como Diners y Gestión; ilustró libros para la editorial Libresa, y obtuvo el tercer lugar en el Primer Concurso de Ilustración realizado en Ecuador.
En 1998 viajó a Chile (para quedarse definitivamente) con la intención de dedicarse a la ilustración. Colaboró en las principales revistas, editoriales y medios impresos en Chile, llegando a ilustrar más de 30 libros de literatura infantil y juvenil.
Es autor de los libros "Para ver y no creer" (en coautoría con Claudia Vega), de Editorial Alfaguara; "Recetas al pie de la letra" (en coautoría con Pilar Hurtado), "Parafilias", y "En Dosis Diarias", la versión “en papel” de su blog, estos últimos en Ediciones B.
Su estilo es fácilmente reconocible: una viñeta autorresolutiva, con ilustración diáfana y una línea o dos de texto. Montt se mueve con soltura en las aguas del absurdo, los juegos de palabras y la actualización decorosa del mal llamado “chiste fácil”.
Parecería ser que en su mundo, no hay trabas para el humor. Transita con total ligereza e inocencia todo tipo de situaciones, y ninguna circunstancia resulta enmudecedora o descartable, salvo contadas excepciones. “El humor puede tocar lo que le plazca –explica–. Yo, personalmente, no me burlo de lo que una persona no puede cambiar. Raza, problema físico, qué se yo. De las ideas y gustos, me río de todo. Religión, partido político y equipo de fútbol incluídos”.
A Montt lo descubrí hace unos años, cuando en facebook comenzaba el "boom" de los diarios dibujados, de los posteos diarios sobre aspectos vivenciales: por el 2008 y a través de una publicación que hizo una amiga de su blog.
A partir de este boom, acabó convirtiéndose en un pulpo multifacético, ya que sus trabajos se hicieron conocidos por Internet y llegaron a los distintos medios.
Hay algo particular en la forma en que Montt plasma ideas que lo distingue: La sencillez en el abordaje de algunas temáticas ásperas desde un lugar de absoluta inocencia hace que los temas delicados que aborda se conviertan en editoriales brutales enmarcadas en humor.
Montt tiene la poco frecuente capacidad de decir -mostrar, pensar y plasmar- algo incómodo y entretener con esa incomodidad, otorgar placer visual y motivar la presión sobre el botón de “Compartir”. No suele pasar con todos los artistas que trabajan con material diario (y él mismo se ha encargado de aclarar que es diario si está de humor).
Montt logra mantener la frescura y la soltura intactas, y hace remontar a la inocencia de niños, con la simpleza de sus juegos de palabras y dibujos, pero sin dejar de lado el guiño cínico e inteligente hacia el lector. Y es por eso que me encanta.
A continuación dejo algunas viñetas de las que más me gustan, que destacan su utilización de íconos conocidos, con una vuelta de tuerca siempre interesante, graciosa y efectiva.
Fuentes:
Sus blogs:
-Dosis Diarias: http://www.dosisdiarias.com
-Cosas que ilustro cuando ilustro cosas: http://blogdelmontt.blogspot.com/
Los relatos que emplea pueden ser cómico, dramático, fantástico, policíaco, de aventuras, etc; y pueden ser en formato papel o digital (e-comic, webcomic), o bien constituir una simple tira en la prensa, en una página completa, una revista o un libro.
Una historieta, entonces, serán las ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada que tendrán el propósito de transmitir información o de lograr una propuesta estética.
A lo largo de la historia se ha narrado visualmente utilizándose distintos soportes y materiales. Desde los egipcios hasta las columnas y decorados romanos y griegos, los relieves normandos y los tallados de los templos.
Pero el nacimiento y evolución de la historieta está más estrechamente relacionado con la imprenta: La historieta es por ello una narración gráfica (en cuanto a su pertenencia a la escritura o a la imprenta).
A pesar de que la fabricación de papel y la invención de la imprenta habían conseguido a comienzos del siglo XVI que el libro dejara de ser un objeto de lujo muy caro, todavía su coste era demasiado elevado como para ser asequible a la gran masa de ciudadanos.
Y además, aunque el número de gente que aprendía a leer iba en aumento, su nivel cultural no era el adecuado para que se interesasen por los largos y tediosos textos a que estaban acostumbrados los hombres cultos de su época.
Esto llevaría a la realización de ediciones populares condensadas de las obras literarias más famosas, en las que frecuentemente se resumía en una sola ilustración ligeramente comentada al pie un episodio de la obra original.
Incluso se llegó, ya en ese mismo siglo XVI, a realizar toda una historia en una hoja grande repleta de ilustraciones que luego se plegaba en cuatro y era difundida por los pueblos mediante vendedores ambulantes, junto con canciones populares, poesías y estampas religiosas.
Y como estas estampas que se daban al pueblo el sábado y al paso de las procesiones llevaban una poesía religiosa que terminaba con la expresión "aleluya", por afinidad les dieron el nombre de aleluyas a los pliegos de láminas ilustradas.
Desde el siglo XVII estas "aleluyas" empezaron también a cumplir el oficio de periodismo popular, al estar dedicadas en buena parte a narrar historias reales y sucesos que despertaban el interés de la opinión pública.
En el siglo XVIII se convirtieron en una fuente de propaganda política, siendo ya relativamente frecuente el que los personajes pronunciaran sus frases encerradas dentro de un globo que parecía surgir espontáneamente de su boca en forma muy similar a la de los comics actuales.
Junto con la industralización de la imagen que se concreta en el último tercio del siglo XIX, con la introducción de nuevos sistemas de impresión, se hace posible la prensa de masas, que servirá de soporte a los primeros comics.

Montt estudió Artes Plásticas y Diseño Gráfico en Quito. Es miembro fundador del Colectivo Sieterayas, agrupación que promociona la ilustración para niños en Chile.
Sus primeras lecturas de infancia fueron historietas, con mucho contenido de humor gráfico argentino: “De chico viví en el campo -recuerda Montt-, y mi relación con la lectura se dió por las pocas revistas que mi padre lograba conseguir en los kioscos del pueblo. Eran, por suerte, cosas como Mafalda, libros de Fontanarrosa, el Condorito, y uno que otro personaje más lejano tipo Olafo (Olaf el vikingo), Calvin & Hobbes o Charlie Brown. Me dedicaba a copiar los dibujos llenando uno y otro cuaderno. Al poco tiempo, las imágenes se convirtieron en textos y luego esos textos en conceptos e ideas muy potentes que moldearon mi forma de relacionarme con el mundo, desde una perspectiva crítica, o quizá más bien escéptica.”
No es de extrañar entonces, que algunas de sus influencias estilísticas de humor principales vengan de su infancia: Quino, Les Luthiers, Gary Larson, Dik Browne, Jim Henson, Alf y una interminable ristra de etcéteras.
En 1998 viajó a Chile (para quedarse definitivamente) con la intención de dedicarse a la ilustración. Colaboró en las principales revistas, editoriales y medios impresos en Chile, llegando a ilustrar más de 30 libros de literatura infantil y juvenil.
Es autor de los libros "Para ver y no creer" (en coautoría con Claudia Vega), de Editorial Alfaguara; "Recetas al pie de la letra" (en coautoría con Pilar Hurtado), "Parafilias", y "En Dosis Diarias", la versión “en papel” de su blog, estos últimos en Ediciones B.
Su estilo es fácilmente reconocible: una viñeta autorresolutiva, con ilustración diáfana y una línea o dos de texto. Montt se mueve con soltura en las aguas del absurdo, los juegos de palabras y la actualización decorosa del mal llamado “chiste fácil”.
Parecería ser que en su mundo, no hay trabas para el humor. Transita con total ligereza e inocencia todo tipo de situaciones, y ninguna circunstancia resulta enmudecedora o descartable, salvo contadas excepciones. “El humor puede tocar lo que le plazca –explica–. Yo, personalmente, no me burlo de lo que una persona no puede cambiar. Raza, problema físico, qué se yo. De las ideas y gustos, me río de todo. Religión, partido político y equipo de fútbol incluídos”.
A partir de este boom, acabó convirtiéndose en un pulpo multifacético, ya que sus trabajos se hicieron conocidos por Internet y llegaron a los distintos medios.
Hay algo particular en la forma en que Montt plasma ideas que lo distingue: La sencillez en el abordaje de algunas temáticas ásperas desde un lugar de absoluta inocencia hace que los temas delicados que aborda se conviertan en editoriales brutales enmarcadas en humor.
Montt tiene la poco frecuente capacidad de decir -mostrar, pensar y plasmar- algo incómodo y entretener con esa incomodidad, otorgar placer visual y motivar la presión sobre el botón de “Compartir”. No suele pasar con todos los artistas que trabajan con material diario (y él mismo se ha encargado de aclarar que es diario si está de humor).
Montt logra mantener la frescura y la soltura intactas, y hace remontar a la inocencia de niños, con la simpleza de sus juegos de palabras y dibujos, pero sin dejar de lado el guiño cínico e inteligente hacia el lector. Y es por eso que me encanta.
A continuación dejo algunas viñetas de las que más me gustan, que destacan su utilización de íconos conocidos, con una vuelta de tuerca siempre interesante, graciosa y efectiva.
Fuentes:
http://www.imaginaria.com.ar/2010/04/alberto-montt/
http://www.definicionabc.com/comunicacion/historieta.php
http://www.manualdelahistorieta.com/
Sus blogs:
-Dosis Diarias: http://www.dosisdiarias.com
-Cosas que ilustro cuando ilustro cosas: http://blogdelmontt.blogspot.com/
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