El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas usurparon el gobierno constitucional en la República Argentina por medio de un golpe de estado. A partir de ése momento, el régimen militar llevó adelante una política de terror.
La "desaparición" de quienes se oponían al mismo fue la forma de represión política que impusieron sus mandatarios, y afectó a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales, que fueron sometidas a la privación de su libertad y a la tortura. Entre ellas se encontraban centenares de niños y niñas que fueron secuestrados junto con sus padres, o nacidas en los centros clandestinos de detención a donde fueron conducidos sus padres.
Los niños robados como "botín de guerra" incluso llegaron a ser inscriptos como hijos de los miembros de las fuerzas de represión, abandonados o vendidos en institutos, sin nombre.
De esta manera lograron desaparecerlos, al suprimir su identidad quitándoles la posibilidad de vivir con su legítima familia, sus derechos y su libertad.
Durante la dictadura desaparecieron alrededor de quinientos niños, la gran mayoría de los cuales se tiene la certeza de que están vivos, habiéndose recuperado 102 de ellos, para septiembre de 2010.
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es una organización no-gubernamental cuya finalidad es localizar y restituir a sus legítimas familias a todos aquellos niños secuestrados y desaparecidos por la represión política, y crear las condiciones y conciencia necesarias para que nunca más se repita tan terrible violencia y violación a los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.
Televisión por la identidad fue una serie de televisión formada por tres episodios/ unitarios, dedicados cada uno a la historia de un niño desaparecido por apropiación de las fuerzas de seguridad
durante la última dictadura militar y recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo. Los episodios fueron dirigidos por Miguel Colom, producida y transmitida por Telefe en 2007. Ganó varios premios locales como mejor unitario, e incluso el Emmy en 2008.
3er. Capítulo - "Nietos por la esperanza"
Este capítulo es el último de la serie, y a diferencia de los anteriores, no está basado en un caso real de un nieto restituido, sino que es una ficción construida en base a muchos testimonios reales, relatos de las mismas abuelas, restituciones y búsquedas, condensadas en personajes que permitieron unir distintas temáticas y relatar diferentes historias de vida.
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es una organización no-gubernamental cuya finalidad es localizar y restituir a sus legítimas familias a todos aquellos niños secuestrados y desaparecidos por la represión política, y crear las condiciones y conciencia necesarias para que nunca más se repita tan terrible violencia y violación a los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.
Televisión por la identidad fue una serie de televisión formada por tres episodios/ unitarios, dedicados cada uno a la historia de un niño desaparecido por apropiación de las fuerzas de seguridad
durante la última dictadura militar y recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo. Los episodios fueron dirigidos por Miguel Colom, producida y transmitida por Telefe en 2007. Ganó varios premios locales como mejor unitario, e incluso el Emmy en 2008.
3er. Capítulo - "Nietos por la esperanza"
Este capítulo es el último de la serie, y a diferencia de los anteriores, no está basado en un caso real de un nieto restituido, sino que es una ficción construida en base a muchos testimonios reales, relatos de las mismas abuelas, restituciones y búsquedas, condensadas en personajes que permitieron unir distintas temáticas y relatar diferentes historias de vida.
En este último capítulo, se nos presenta la historia de Lucía Galeano (Erica Rivas), quien nos relata en un documental toda su historia según la pudo ir armando a través de sus abuelos y algunas sobrevivientes.
Cuando tenía apenas un año de vida fue secuestrada junto a su mamá Julia (Celeste Cid), quien estaba embarazada de varios meses, y llevada a un centro clandestino de detención. Luego de algunos días dentro de cautiverio en el centro, madre e hija fueron separadas y la niña fue entregada a una familia de clase alta: los apropiadores (Bernarda Pagés y Alex Benn) que contaban con un contacto dentro del hospital militar. Tras una búsqueda larga, dolorosa y persistente, los abuelos de Lucía logran localizarla y la Justicia ordena la restitución de la nieta.
En la actualidad, la familia continúa la búsqueda del hermano de Lucía, nacido en cautiverio.
Análisis.
El capítulo está separado en cuatro etapas temporales:
1- los días de cautiverio en el centro clandestino,
2- la búsqueda y localización de la nieta por parte de los abuelos,
3- el día de la restitución y cambio de guarda en el juzgado,
4- La actualidad de Lucía mostrada a modo de testimonio documental.
En primer lugar destaco el formato de testimonio documental de la historia que, incluso a sabiendas de que la misma es una ficción, nos permite otorgarle un matiz más "real" a la misma bajo la utilización de este recurso estilístico.
Otro punto dentro de la realización que me resultó interesante, son los cambios en la iluminación.
Al principio, cuando se relataba el secuestro y cautiverio clandestino, predominaban los planos cortos y medio cortos (como la escena de los secuestradores buscándolas) y la iluminación de tono bajo, es decir, de mayor contraste entre las zonas claras y las oscuras, dando como resultado sombras muy marcadas y oscuras. Ésto tiene que ver, creo yo, con la intención de resaltar el punto de vista y la situación que vivían las protagonistas, hacernos parte de ésa oscuridad y abandono en el que se encontraron. En contraste con estos primeros momentos tan oscuros, las escenas donde Lucía habla a la cámara son a plena luz del día, con colores más vivos; incluso cuando se relata su vida fuera de el centro clandestino, la luminosidad de las escenas va en aumento, acompañada de ciertos cambios en los tonos y matices de los vestuarios de los actores... Como si a medida que la historia avanza y Lucía nos acerca a "la verdad", todo se volviera más claro y límpido.
Por último, me gustó la forma en que la música acompañaba las escenas, logrando "pintar" los estados de ánimo de las mismas pero sin llegar a dominarlas, excepto en los puntos de quiebre cruciales: como el momento en que se llevan a la mamá de Lucía para torturarla y ella se queda bajo el cuidado de la compañera de celda, Esther (Valentina Bassi) y suena la canción "Un pacto para vivir" de León Gieco; o el cambio de escenas entre la etapa del cautiverio donde Lucía nos cuenta que la mamá tuvo con ella a su hermanito por cinco días, y le cantaba canciones de cuna... unida a través de una canción muy suave de cuna, con la escena del cementerio cuando el cuerpo de la mamá de Lucía es exhumado por sus abuelos, canción que va en aumento de volumen hasta que invade la escena, porque ya no hace falta escuchar las palabras si no sentir.
Personalmente, no sólo disfruté de las actuaciones, la sensibilidad y la entereza con la que está concebida la historia, sino que también comparto la necesidad de que existan cada vez más proyectos que nos permitan acercarnos a la historia de nuestro país y a nosotros como ciudadanos con nuestro pasado, para poder luchar por un cambio y para lograr que historias como esta no sólo no vuelvan a repetirse nunca más, si no que también puedan recuperarse aquellas historias que aún falta recuperar, y que se siga luchando continuamente por crear conciencia a futuro, para que las generaciones por venir puedan contar con un amplio registro y noción de aquella cultura que los contiene, y sean libres y críticos de la misma, sin quedarse de brazos cruzados ante la injusticia, la violencia o la violación de los derechos más básicos.
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