El Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) es el Festival de cine independiente más importante de América Latina. Se realiza todos los años durante el mes de abril en la Ciudad de Buenos Aires, en Argentina. El Festival es organizado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, no es un festival oficial afiliado a la FIAPF, pero se trata de un evento reconocido internacionalmente por su trascendencia.
El BAFICI nació en 1999, y año a año se consolidó como uno de los Festivales de cine más destacados del mundo, con un importante reconocimiento y un lugar de privilegio en la agenda cinematográfica internacional. Es reconocido como vehículo fundamental de promoción para la producción independiente, que aquí puede mostrar los filmes más innovadores, arriesgados y comprometidos. El Festival integra, a través de su amplia programación, diversas expresiones culturales y reúne a directores consagrados y nuevos talentos en un ámbito dinámico. Con un amplio rango de películas que incluye premieres mundiales, argentinas y latinoamericanas, además de merecidas retrospectivas, es el evento más grande y prestigioso para el cine independiente en América Latina.
El cine splatter o cine gore es un tipo de subgénero de terror y de cine de explotación que se centra en lo visceral y la violencia gráfica extrema. Estas películas, mediante el uso de efectos especiales y exceso de sangre artificial, intentan demostrar la vulnerabilidad, fragilidad y debilidad del cuerpo humano y teatralizar su mutilación.
El cine splatter, según el crítico de cine Michael Arnzen, «deleita tímidamente con sus efectos especiales gore utilizados como elemento artístico».Mientras en las películas de terror se tratan temas como lo desconocido, sobrenatural, oscuridad, entre otros, el miedo del género splatter consiste en la destrucción física del cuerpo humano. Hay, además, un énfasis en el aspecto visual, estilo y técnica, incluyendo un hiperactivo trabajo de cámara.
La historia cuenta como una actriz que no ha alcanzado el éxito ve como los años pasan y comienza a desesperarse. Su ansiedad llega al límite cuando, además, no llega a pagar el alquiler y están a punto de echarla de su departamento... Momento en el que toca fondo y todas sus presiones le causan un problema alimenticio que la obliga a comer su propia carne, algo que parece imparable y que cada vez, a medida que no logra conseguir trabajo como actriz ni lograr sus objetivos, se vuelve más grave. Pero su problema es autodestructivamente muy grave, y deberá encontrar una forma de detenerse lo antes posible o terminará devorando su propio cuerpo hasta la muerte. Por suerte para ella, la venganza es un plato que se sirve frío y, en este caso, le viene como anillo al dedo para liberar tensiones y a su propio cuerpo.
Autoantropofagia: acto de incluir en la dieta cualquier tejido, vivo o muerto, de tu propio cuerpo.
Aunque muchos autores y directores ya introdujeron el tema mucho tiempo atrás (con el Dr Hannibal Lecter a la cabeza), "In my skin" fue la primera película en incluir la antropofagia como tal, en el universo del canibalismo cinematográfico, y la clave de su éxito fue la crudeza y realismo mostrados al tomarse el asunto muy en serio, logrando una película muy fuerte y demoledora que se te quedaba grabada un buen rato en la retina.
Justamente tras ese hit introductorio al tema de la autoantropofagia, nace esta nueva y fresca incursión titulada Eat.
Pero Eat no pretende ser In My Skin. Su intención es la de llevar a cabo una macabra y sangrienta crítica al mundo de color rosa e idílico de Hollywood, donde por muy lindo que alguien sea, a medida que envejece, se vuelve cada vez más obsoleto.
Eat no es una película íntima, ni tampoco realiza una introspección sobre la existencia humana, sino que es más bien una sátira entretenida con varios puntos interesantes.
Debo admitir antes que nada, que no soy para nada fanática de las películas de terror, aunque sí las disfruto un poco más cuándo existen las exageraciones casi chistosas del género. Eat fue mi boleto para lograr la compañía de mi novio al Bafici, y con todas las fichas en contra, logró sorprenderme de buena manera.
En primer lugar porque, para mi gusto y placer, el maquillaje no fue tan realista, rozando casi la intencionalidad de Tarantino con sus escenas de sangre a chorros, pero en este caso con tendones entre los dientes en demasía.
Si bien logró darme "impresión"en algunas escenas, fue mucho más por el segundo punto interesante: La excelente -en mi humilde opinión- actuación de la protagonista. Maggie Maddock logra lo imposible en escenas que habrían sido más catalogadas dentro de la etiqueta "poco creíbles con sangre de cotillón": sorprender al espectador con su interpretación perfecta del dolor agonizante de arrancarse la propia piel, y pintar de manera extraordinaria los estados casi maníacos por los que pasa una persona sufriendo semejante "problemita".
El impacto de algunas de las escenas más "reales" y sangrientas -que con menos abuso y/o maquillaje más creíble hubieran sido absolutamente in-mirables- acomodadas dentro de primeros planos y close-ups hacia ella, sus ojos o dientes y el bife ancho de su carne siendo desgarrado, queda limitado sólo a la expresividad que ella logra imponer, lo cual en vez de opacarla tildandola de exageración, resalta su interpretación de la mejor manera.
Lo que logra Maddock es que nos sintamos identificados con su personaje, que sintamos real a su Novella McClure y tomemos sus actos y palabras realmente en serio.
Razón por la cual, por momentos hasta nos disgusta un poco el ensañamiento constante que plantea el director Weber, siguiendo un humor bastante malintencionado y que incide constante y directamente sobre el personaje de Maddock, lo que nos deja con cierto gusto a "pobre, le pasan todas"... E incluso nos lleva a querer defenderla y entenderla; así de bien lograda está su actuación.
El encanto de Eat no es mostrar solamente la transformación en caníbal de una pobre mujer desequilibrada mentalmente, sino poner en evidencia -disimuladamente- lo competitiva, selectiva e insalubre que puede llegar a ser la sociedad; y Maddock logra transmitir de manera impresionante ese drama.
En resumen, Eat resultó ser una tragicomedia perspicaz, poética y eficiente, que deja una sensación bastante agradable al dejar la sala de cine.
A pesar de sus desaciertos, Weber logra mantener el nivel de interés alto gracias a un guión retorcido, haciendo de Eat una película cargada de mala suerte y bromas del destino hacia su protagonista; Con un gusto excelente en cuanto a su fotografía y una banda sonora y musical para el recuerdo.
En términos generales, logra funcionar muy bien, y es por éso que realmente la recomiendo. Quedan ganas de ponerle fichas a éste nuevo director, que con tan poco obtuvo una excelente ópera prima como resultado, y por supuesto a Maggie Maddock, que se las trae bajo la manga, sin dudas.
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